Esta figura es un Gran Maestre de la orden hospitalaria también conocida como Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerrusalén u Orden de Malta. Éste era la máxima autoridad tanto en lo militar, como en lo político y en lo religioso y su cargo era vitalicio.
Sus orígenes se remontan al año 1048 cuando se funda en Jerrusalén un hospital junto al Santo Sepulcro que acoge a los peregrinos de tierra santa, obteniendo permiso del Califa egipcio Husyafer para su fundación.
Tras la primera cruzada y debido a la situación de inseguridad de los peregrinos, se decide dar a la orden caracter militar, pese a la reticencia inicial de la Santa Sede.
Es característico de la orden su vestimenta que se compone de un hábito negro sobre la que se coloca una cruz blanca de ocho puntas que reprensentan las ocho bienaventuranzas. Posteriormente en el siglo XIII adoptarían la túnica roja como reminiscencia de la bandera de la orden, también de color rojo (campo de guerra manchado de sangre) que se componía únicamente de una cruz latina simlpe de color blanco y de la que se dice es la bandera más antigua de Europa.
Para
superar la contradicción de ser religiosos con licencia para matar, los
hospitalarios encuadraron su conducta bélica en el código de honor
caballeresco y se dividieron en tres ramas: los que luchaban, los
dedicados a consolar a los enfermos y celebrar misa y los escuderos de
los primeros. Quienes tenían por profesión la guerra no podían oficiar
la liturgia, pues sus manos estaban manchadas de sangre.
Conforme
creció la reputación de la orden en la frontera con el islam, también
lo hizo su fortuna en Occidente. Allí tenían prioratos abiertos en las principales ciudades, cada uno al frente de encomiendas
(territorios) que administrar, sobre todo en la red viaria que llevaba a
Roma.
El ambiente nocturno que se intuye ayuda a dar una sensación de relajación en la que el personaje está inmerso, pero a su vez el rostro pensativo y tenso imprime una meditada preocupación ante las decisiones que está tomando y que sin duda parecen cruciales.
un excelente trabajo sin duda, luces suavitas y finas, me ha encantado especialmente el efecto de la vela, muy logrado a mi parecer. En definitiva un muy buen trabajo.
ResponderEliminarA ver si nos vemos y te comento en mano si te parece el trabajo.
Salve, abrazos.
Gracias, Pablo, espero que nos veamos, tu crítica siempre es bien recibida porque siempre es constructiva. Te llamo
ResponderEliminarLuis Carlos desde el anonimato: Entre tanta vela, tanto reflejo en la capa, tanto cojin, tanta silla..... casi no me habia fijado en la cara y da un poco de "acojone", que tipo mas serio este Gran Maestre
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